Conferencia de Líderes Tecnológicos determinará qué puestos de trabajo la IA debería eliminar primero

Estamos ante un escenario donde la frontera entre la innovación y la preservación del empleo se desdibuja, los titanes de la tecnología se enfrentan a un desafío colosal: ¿qué puestos de trabajo debería eliminar primero la inteligencia artificial (IA)?

¿Qué puestos de trabajo debería eliminar primero la inteligencia artificial (IA)?

En un movimiento que fusiona la audacia con la precaución, Arvind Krishna, el director ejecutivo de IBM, quien ha abogado fervientemente por el potencial de la IA para capacitar a los trabajadores, ahora se encuentra entre los líderes de una iniciativa que aborda el impacto de la IA en los empleos.

En una colaboración sin precedentes, IBM se ha unido a un consorcio de gigantes tecnológicos como Cisco, Google, Microsoft, Intel y SAP, entre otros, con el propósito de explorar las implicaciones de la IA en el mercado laboral. Este consorcio, respaldado por asesores de renombre como la Federación Estadounidense del Trabajo, DigitalEurope y Khan Academy, busca analizar minuciosamente 56 roles que podrían ser los primeros en ser automatizados por la IA, abarcando hasta el 80 por ciento de los principales puestos de trabajo en tecnologías de la información y la comunicación (TIC).


Sin embargo, detrás de esta fachada de progreso tecnológico, se encuentran cuestiones éticas y económicas cruciales.

¿Cómo se garantizará la seguridad económica de los trabajadores cuyos roles podrían ser eliminados?

¿Y cómo se mitigarán las posibles repercusiones en la estabilidad económica global?

La administración Biden, al permitir que las empresas de tecnología lideren esta iniciativa, reconoce la estrecha relación entre la seguridad económica y la seguridad nacional en un mundo cada vez más impulsado por la tecnología. "Reconocemos que la seguridad económica y la seguridad nacional están inextricablemente vinculadas", señaló la Secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, en un gesto de apoyo a esta colaboración sin precedentes.

La llegada de productos de IA como Copilot de Microsoft para Office 365, Github Gemini for Workspaces de Google y el asistente de codificación de SAP ha generado un debate acalorado en torno a la automatización del trabajo y su impacto en la fuerza laboral. Si bien estos productos prometen aumentar la productividad, también plantean la preocupación de una posible reducción de personal, lo que subraya la importancia de iniciativas de reciclaje y transición laboral.


El consorcio, con su objetivo de reciclar y hacer la transición de más de 95 millones de trabajadores de TI en la próxima década, enfrenta el desafío de equilibrar la innovación tecnológica con la seguridad laboral. Los llamados roles de "ingeniería rápida", aquellos responsables de dirigir la IA mediante la elaboración de instrucciones, también están en el punto de mira, con la paradoja de que la IA misma está demostrando ser más hábil en esta tarea.

El desarrollo de la IA plantea la preocupación de una posible reducción de personal

El dilema central radica en la velocidad de implementación de la IA en el mercado laboral. ¿Actuar con celeridad para maximizar la eficiencia, o proceder con cautela para mitigar posibles repercusiones sociales y económicas? La metáfora de la rana hirviendo ilustra esta tensión: ¿se debe aumentar la temperatura gradualmente, dando tiempo a la adaptación, o arriesgarse a un shock repentino?

IBM, con su historial en recursos humanos en mente, reconoce estos desafíos y opta por una aproximación equilibrada. Al introducir la IA de manera gradual, se busca proporcionar a los trabajadores el tiempo necesario para adaptarse a los cambios, minimizando así el impacto negativo en la economía y la sociedad en general.

En última instancia, el futuro del trabajo en la era de la IA dependerá de la capacidad de los líderes tecnológicos para encontrar un equilibrio entre la innovación y la responsabilidad social. En este cruce entre el progreso tecnológico y el bienestar humano, la cautela y la colaboración se perfilan como las herramientas indispensables para navegar por aguas desconocidas. La historia nos enseña que el avance tecnológico no puede ser detenido, pero su dirección y sus implicaciones pueden ser moldeadas por decisiones informadas y éticas.

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